martes, noviembre 03, 2009

El tiempo se nos va en peliculas, juegos, mundos virtuales...

En nuestro tiempo libre, estamos (al menos yo sí) demasiado acostumbrados por la industria del entretenimiento (cine, música, juegos ...) a vivir en sus mundos imaginarios toda clase de emociones, esperanzas, valores,... e incluso a consumir inspiración y consciencia de otros. El problema es que dejamos de dedicar tiempo a la realidad, y acaba por interesarnos demasiado poco o nada.

Naturalmente, no es lo mismo sentirse protagonista de importantes experiencias en algo imaginario que poner las manos a la obra y dar pasos reales. Lo primero es agradable e interesante, lo segundo requiere más esfuerzo y soportar alguna que otra frustración en un camino más largo. Al final, como lo que hacemos con el tiempo es una de las claves de la vida, buena parte del valor que ésta puede tener se pierde; casi como que si estuviésemos más tiempo durmiendo.

Paradójicamente, viendo ejemplos de situaciones y de cómo las resuelven otros es con frecuencia la forma de aprender buena parte de lo que somos en la vida y sin embargo, poner demasiado tiempo en solo ver ejemplos nos deja bien poco preparados o habituados a mantener los esfuerzos o padecer las frustraciones habituales de toda empresa de valor en la vida. Hoy no hay un producto de entretenimiento que nos haga responsables o nos dé hábitos firmes de esfuerzo y resistencia a las frustraciones igual que ya no hay mercado para la tragedia griega. Cómo mucho nos logra agradar que se hable de un mal de la sociedad a modo de denuncia, pero no nos provoca gran cambio.

Entiendo que es necesario recuperar el valor del esfuerzo personal y sus hábitos y junto con la consciencia despierta, poner nuestros recursos en lo que merezca especialmente. Se trata de poner coraje, valorar muy positivamente el soportar las frustraciones e incluso enfadarse con uno mismo cuando sea necesario dar un cambio de una situación agradable pero pasiva a una de esfuerzo continuado y satisfactorio.

Donde hay que poner esperanzas es en mejorar el mundo real. Los valores de los demás pueden enriquecer mucho pero hace falta coraje y agallas cuando hacemos algo más que ver una película.

Tras el esfuerzo y el mucho soportar que no salgan las cosas como nos gustarían, es cuando debe aparecer lo bueno. La inspiración especial que viene de la propia acción. La satisfacción bien merecida y duradera. Y sólo quizás, la meta perseguida. Total, ¿quién ha de querer metas teniendo la belleza de los caminos recorridos con esfuerzo marcada en el corazón?